martes, 1 de marzo de 2011

Carnaval

Ya se acerca Carnaval, y por primera vez en muchísimos años soy consciente antes de que pase de que quiero disfrazarme. Año tras año se me ha ido olvidando hasta que llega el día, veo a todo el mundo con sus disfraces cutres o supercutres, según el caso, y muero de envidia.

De pequeño era distinto, porque en el colegio nos obligaban a disfrazarnos. Ponían música y hacían actividades divertidísimas como construir una sardina con escamas de papel hechas por nosotros en las que por detrás poníamos cosas malas que queríamos que se quemasen. "El director", "las mates", "el Barça", "la del comedor que nos echa el zumo en el vaso del agua" y esas cosas. Ellos esperaban que pusiésemos "las guerras" y "el analfabetismo", pero teníamos 10 años.

Nos obligaban a hacer un paripé que consistía en sentarnos en torno a la sardina y hacer que llorábamos mientras ésta ardía. Que yo lloraba de verdad, porque no veáis como picaba el jodido humo en los ojos. Un horror.

Total, que en esos años de traumas y diversión inocente me disfrazaron de pirata, teléfono móvil, Harry Potter y más cosas de las que ahora no me acuerdo, quizá porque mi cerebro prefirió olvidarlas. Recuerdo que de Potter disfruté mucho. Me sentía súper especial a pesar de estar rodeado de 3242354657 Harrys más. Pero mi escoba era más chula, y la cicatriz de la frente ya ni os cuento. Que además me la dibujó la chica que me gustaba.

Pero nada, fue salir del colegio y terminarse toda esa magia. Creo que desde entonces sólo me he disfrazado una vez. Fue el año pasado y ni siquiera por carnavales. Es lo que tiene tener amigas como Borrasca, que de vez en cuando tienen una idea feliz y no puedes decir que no.

Así es como acabé vestido de pirata-Aladín (nunca sabremos de qué iba disfrazado realmente), borracho como una cuba, en medio de las fiestas de mi barrio. Sí, entre miles de personas que no iban disfrazadas. Cosas de Murphy y sus leyes, me encontré a mucha gente a la que llevaba tiempo sin ver, se me cayó el sable a las vías del metro, lo recuperé y después me lo metí en el ojo. Menos mal que por aquel entonces ya había perdido la vergüenza.

Pero esta vez parece que sí, que nos disfrazaremos en carnavales. Aquí estamos Borrasca y yo buscando disfraz a tres días de las fiestas. Ya os contaré de qué me ha tocado esta vez.